Ventajas y desventajas de la sopa
La sopa es un alimento principalmente líquido, generalmente servido tibio o caliente (pero puede ser fresco o frío), que se elabora combinando ingredientes de carne o verduras con caldo, leche o agua. Las sopas calientes se caracterizan además por hervir ingredientes sólidos en líquidos en una olla hasta extraer los sabores, formando un caldo.
Las sopas son similares a los guisos, y en algunos casos puede no haber una clara distinción entre ambos; sin embargo, las sopas suelen tener más líquido (caldo) que los guisos.
Sopa juliana
Crema de calabaza
Sopa ligera de verduras con fideos o espirales de calabacín y calabaza
Sopa huertana
Sopa de puerro y patata
Sopa cremosa de alubias con verduras y parmesano
Sopa con verduras casera
Sopa minestrone
Sopa de cebolla tradicional
Sopa de ajo
Sopa vegana de verduras
En la cocina tradicional francesa, las sopas se clasifican en dos grupos principales: sopas claras y sopas espesas. Las clasificaciones francesas establecidas para las sopas claras son el caldo y el consomé. Las sopas espesas se clasifican en función del tipo de agente espesante utilizado: los purés son sopas de verduras espesadas con almidón; las bisques se elaboran con puré de marisco o verduras espesado con nata; las sopas de nata pueden espesarse con salsa bechamel; y las veloutés se espesan con huevos, mantequilla y nata. Otros ingredientes utilizados habitualmente para espesar las sopas y los caldos son [2] el arroz, las lentejas, la harina y los cereales; muchas sopas populares también incluyen calabaza, zanahorias, patatas, manitas de cerdo y nidos de pájaro.
La sopa es el mejor alimento
Las sopas son variedades claras basadas en caldos y caldos preparados, o sopas espesas que se emulsionan con almidones y productos lácteos para darles más cuerpo. Las categorías de sopas también incluyen sopas étnicas o nacionales basadas en cocinas populares, como la Minestrone, una sustanciosa sopa de verduras italiana, o la Miso, una sopa japonesa preparada con un caldo ligero de Dashi (algas), así como sopas frías que se encuadran esencialmente en las categorías espesa o clara, como los consomés fríos en gelatina, o la Vichyssoise, un puré frío de patatas y puerros.
Un simple caldo blanco de ave se hace combinando las aves con agua fría o un remouillage (segunda humectación del caldo). Se puede utilizar un caldo ya hecho (preparado con huesos) en lugar del agua para crear un caldo de doble potencia. Al igual que en la preparación de un caldo, las aves de corral se inician en líquidos fríos para que, a medida que las proteínas se calientan, las impurezas se liberen en el líquido. A medida que el caldo se va haciendo a fuego lento, las impurezas suben a la superficie y se desespuman para que el caldo se clarifique. Nunca se debe dejar hervir el caldo en exceso, ya que se crea un aspecto turbio. Una vez que la sopa haya hervido a fuego lento y se haya clarificado, añada un mirepoix y un sachet d’epice para realzar el sabor. Cocer a fuego lento para que las proteínas adquieran un sabor equilibrado. Cuele y adorne el caldo al gusto con dados de ave, hierbas frescas, pastas o granos. Una sopa de caldo se juzga por el equilibrio de sabor del ingrediente principal (por ejemplo, carne, aves o verduras), los aromáticos y los condimentos. Debe tener una claridad adecuada, sin exceso de partículas flotantes.
El color variará desde un tono dorado para las aves de corral y el pescado, hasta tonos más oscuros para la carne de vacuno o de caza.
Beneficios de la sopa por la noche
Beneficios saludables de “comer en cuchara”
Las sopas, los caldos y las cremas son alimentos que forma parte de la cocina tradicional en las distintas culturas que conforman la humanidad. Estos alimentos forman parte de una dieta equilibrada y variada. Su principal ingrediente es el agua, y por ello las sopas y caldos son alimentos que ayudan a mantener una correcta hidratación y además son bajos en calorías.
Para su elaboración, se utilizan por lo general ingredientes muy variados como las verduras, pescados, carne, pasta, legumbres, arroz, condimentos etc., ingredientes que aportan propiedades beneficiosas para la salud. Además, existe una infinidad de combinaciones posibles en el empleo de los ingredientes, pudiendo adaptarse a los gustos, necesidades, o la edad del consumidor y a la estación del año en la que se consumen, sin que por ello sea un plato monótono y repetitivo.
Durante el invierno aportan calor y una sensación de confort, si bien, también hay sopas refrescantes como el gazpacho o salmorejo, que se ingieren especialmente durante las estaciones cálidas. El consumo de gazpacho y cremas vegetales, hace que se alcance más fácilmente el objetivo nutricional recomendado por la Unión Europea, de tomar 5 raciones de fruta y verdura al día.
Por ello, es recomendable incluir este tipo de alimentos en nuestra dieta habitual de forma que se pueda mantener una buena hidratación, un control de las calorías consumidas y un correcto aporte de vitaminas y minerales. Los hidratos de carbono son la base de la alimentación y los cereales (pan, arroz, pastas), patatas, legumbres, hortalizas, verduras etc., los contienen en una buena proporción.
Los caldos y las salsas desempeñan un papel importante en el mundo culinario. Los caldos son el compañero perfecto en la cocina, ya que son fáciles de preparar y aprovechan restos que de otro modo se desperdiciarían. La capacidad de crear deliciosos caldos será su boleto de entrada a un rico y profundo sabor. Las salsas son el derivado decadente de los caldos. Tienen un sabor concentrado, añaden riqueza, suavidad y realzan cualquier plato.
Los caldos de carne pueden llevar varias horas, por lo que es conveniente hacer lotes más grandes. Dado que los caldos se elaboran con sobras o restos -partes que de otro modo se tirarían-, guarda los huesos y los recortes en el congelador. Puedes empezar a hacer tu caldo cuando hayas reunido los suficientes. Aunque siempre puedes comprar huesos a bajo precio en la carnicería local si el tiempo apremia. Una buena regla general es tener una parte de ingredientes sólidos por una parte de agua.
El caldo de carne debe ser oscuro y rico, por lo que hay que asar los huesos de la carne y las verduras durante unos 45 minutos en un horno de 400 a 450 grados antes de añadirlos a la olla y al agua. Si te saltas este paso, tu caldo tendrá un color y un sabor más claros. Ahora empieza a guardar tus sobras y ponte a cocinar. ¡Disfruta del proceso!