Beber con moderación con el hígado graso
La enfermedad del hígado graso no alcohólico (HGNA) es una afección del hígado que se caracteriza por la acumulación de grasa (también conocida como esteatosis) en el hígado, que se produce en individuos que consumen poco o nada de alcohol (igual o menos de dos bebidas al día en los hombres y una bebida al día en las mujeres). Actualmente se considera que la HGNA es el tipo de enfermedad hepática más común tanto en adultos como en adolescentes en los Estados Unidos, con tasas de hasta el 25-30% de la población estadounidense.
La EHNA es una forma progresiva de HGNA en la que la inflamación provoca daños en el hígado y cicatrices (fibrosis). La fibrosis puede empeorar con el tiempo y conducir a una extensa cicatrización del hígado (cirrosis). Los pacientes que desarrollan cirrosis corren el riesgo de sufrir complicaciones, como insuficiencia hepática y cáncer de hígado (carcinoma hepatocelular). Además de las complicaciones relacionadas con el hígado, los pacientes con HGNA y EHNA también corren un riesgo mayor de lo habitual de padecer enfermedades cardiovasculares. De hecho, las enfermedades cardíacas son la principal causa de muerte de los pacientes con HGNA.
Los pacientes con HGNA y EHNA suelen presentar también una o más características del síndrome metabólico. Debido a la similitud de los estilos de vida y la genética, las personas con antecedentes familiares de HGNA pueden tener un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.
Cerveza sin alcohol y trasplante de hígado
La enfermedad del hígado graso no alcohólico (HGNA) es una de las causas más comunes de enfermedad hepática crónica en todo el mundo, con una prevalencia global estimada del 25%, una mortalidad específica del hígado de 0,77 personas por cada 1.000, y una mortalidad general de 11,77 por cada 1.000 personas-año (1). Durante mucho tiempo se ha debatido si el consumo de alcohol influye en la evolución de la HGNA. Tres de los estudios más recientes han arrojado luz sobre esta importante cuestión.
En un estudio realizado en Estados Unidos, el consumo de alcohol de al menos 30 g/día en el caso de los hombres y de 15 g/día en el de las mujeres se asoció a un aumento de la mortalidad en individuos con hígado graso y síndrome metabólico (2). En un estudio finlandés, incluso un consumo bajo de alcohol en la enfermedad del hígado graso se asoció a un mayor riesgo de enfermedad hepática avanzada y de cáncer (3). Por último, en un estudio surcoreano, aunque el bajo consumo de alcohol se relacionó con un menor riesgo de esteatosis hepática incidente, los mismos niveles de bajo consumo de alcohol se asociaron con un mayor riesgo de desarrollar fibrosis hepática avanzada en aquellos sujetos que progresaron a una HGNA más grave con el tiempo (4).
El hígado graso alcohólico es reversible
Barriga de cerveza. Todos la conocemos: algunos la aceptamos, otros hacemos todo lo posible para deshacernos de ella; incluso dejar de beber cerveza. Ahora que las cervezas sin alcohol están apareciendo a diestro y siniestro, la pregunta en boca de todos parece ser: “¿la cerveza sin alcohol es realmente más saludable que la cerveza normal?”
Esa es la gran pregunta que vamos a abordar en este post. Si nos fijamos en nuestra propia cerveza artesanal sin alcohol, Parc Pils, la respuesta suele ser: “¡sí!” Hay algunas cosas que Parc Pils tiene sobre la cerveza alcohólica estándar en el departamento de salud.
La primera, y quizás la más obvia, es la falta de alcohol. Hay muchas investigaciones que nos dicen que el consumo excesivo de alcohol no es un buen augurio para la salud general de nuestros hígados. Lo analizaremos más a fondo a continuación.
Por último, y lo que separa a Parc de otras cervezas sin alcohol es el bajo contenido de azúcar. Explicaremos qué es lo que hacemos de forma diferente para conseguir un bajo nivel de azúcar y evitar el extraño sabor a edulcorante artificial de otras cervezas sin alcohol.
El mejor vino tinto para el hígado graso
Para entender el impacto de la cerveza alcohólica en el hígado, primero tenemos que echar un vistazo a cómo funciona un hígado sano. El hígado es uno de los órganos más grandes del cuerpo y realiza una amplia gama de importantes funciones metabólicas. Su función principal es procesar los nutrientes de nuestra dieta y convertirlos en sustancias que nuestro cuerpo pueda utilizar, almacenando estas sustancias y suministrándolas a nuestras células cuando las necesiten.
Y lo que es más importante, el hígado también procesa las sustancias tóxicas y las convierte en sustancias inofensivas o se encarga de eliminarlas del organismo. Tu propio filtro de toxinas personal, ¿a qué mola?
Cuando consumimos cerveza con alcohol, este centro neurálgico del organismo metaboliza el alcohol, donde las enzimas lo descomponen y lo transforman en una forma que el cuerpo puede utilizar. Comprender el ritmo del metabolismo (o la conversión por parte del cuerpo de lo que comemos y bebemos en energía) es crucial para entender los efectos del alcohol en nuestro hígado. Un hígado en pleno funcionamiento puede procesar una onza de alcohol, o una bebida estándar, por hora. Si se consumen más bebidas de las indicadas, el hígado y el sistema se saturan de alcohol, que se acumula en la sangre y en los tejidos corporales hasta que se pueda metabolizar adecuadamente.