Almacenamiento de trufas
Miles de visitantes de todo el mundo acuden cada año a la Feria Internacional de la Trufa de la ciudad de Alba, pero muchos ignoran datos básicos e información útil que pueden ser cruciales para obtener lo mejor de las trufas.
El color de la Tuber Magnatum Pico, nombre botánico de la trufa blanca, es en realidad beige por fuera. Su interior varía del amarillo al gris y al rosa, dependiendo del tipo de árbol y del suelo en el que haya crecido, y está atravesado por venas blancas.
La zona está bastante extendida y va desde la ciudad de Alba hasta las provincias de Asti y Alessandria. Entender lo difícil que es encontrar este hongo subterráneo explica que el precio de las trufas blancas sea elevado.
El mayor error sería cocinar las trufas blancas: a diferencia de las negras, que requieren un poco de calor para realzar su fragancia, las blancas están compuestas por un 80% de agua y las altas temperaturas destruyen sus propiedades organolépticas.
En realidad, la grasa atrapa y realza el aroma de la trufa blanca de Alba y cada vez más chefs proponen nuevos maridajes, como el gelato de leche o la “panna cotta” (una especie de flan a base de crema) servidos con una viruta fresca de trufa.
Venta de trufa blanca
El mejor método para conservar una trufa blanca fresca es mantenerla en la nevera (a 4 grados) envuelta en papel de cocina en un recipiente hermético sin limpiarla. El papel debe cambiarse al menos una vez al día. Asegúrese de que el papel esté siempre seco, ya que absorbe la humedad de la trufa y puede aparecer moho si el papel está demasiado húmedo. Si el moho se desarrolla, la trufa puede pudrirse muy rápidamente. Una trufa blanca conservada en el frigorífico puede mantenerse durante una semana.
Compruebe regularmente la consistencia de la trufa. Cuando la trufa empieza a estar “esponjosa” o blanda al tacto, es el momento de utilizarla lo antes posible, ya que es la señal de que la trufa ha alcanzado su tiempo máximo de maduración.
Guarde junto con su trufa blanca algunos huevos o queso. La trufa blanca desprende un fuerte olor que será absorbido por los huevos y el queso en lugar de dispersarse en el aire cuando abra el recipiente. A continuación, puede utilizar los huevos para hacer pasta fresca, o para freírlos y servirlos con trufa raspada. El queso también puede consumirse solo o con algunas virutas de trufa adicionales.
Cómo guardar las trufas
La trufa blanca es un hongo hipogeo, es decir, que crece bajo tierra. A diferencia de otros hongos, se caracteriza por un aroma muy intenso y volátil. Por lo tanto, secarla, congelarla o preparar una salsa para conservarla es completamente inútil, porque su fragancia característica se esfumará.
De hecho, el primer consejo que podemos darle es que lo consuma en un plazo de 2-3 días. De hecho, su intensa fragancia está destinada a desvanecerse lentamente en una semana. Muy a menudo oímos hablar del aceite de trufa. Desconfíe de este tipo de producto. No es para nada natural por dos razones: en primer lugar la trufa no puede aromatizar el aceite, por lo que si crees que poniendo la trufa en el aceite este tomará ese agradable olor estás equivocado. En segundo lugar, el aceite no sólo no tomará el aroma deseado, sino que se pondrá rancio.
De hecho, a pesar de poder ralentizar el proceso de deterioro de las trufas no puede detenerlo. El resultado será el aceite rancio y la descomposición de la trufa. La mejor manera de conservar la trufa son dos: envolverla en papel o tela y guardarla en el frigorífico, o envasarla al vacío.
¿Cómo limpiar la trufa blanca? del momento
Sin embargo, hay una cosa que sabemos con certeza: todo el mundo adora este delicioso, sofisticado y caro hongo, con su inconfundible y penetrante aroma, y especialmente su versión italiana: la trufa blanca del Piamonte. En realidad, mucha gente no sabe qué es exactamente, así que intentamos darles una respuesta.
Las trufas pertenecen a la familia de hongos Tuberaceae. Se caracterizan por tener un cuerpo frutal subterráneo y crecen en el suelo, cerca de algunos árboles y arbustos. Especialmente robles, encinas, tilos, avellanos y álamos.
La trufa tiene una masa grasa, llamada gleba, cubierta por una corteza, conocida como peridio. Este hongo -con apariencia de tubérculo- está formado por un gran porcentaje de agua, sales minerales, fibras y sustancias orgánicas obtenidas de los árboles a los que está unido.
Su forma depende del tipo de suelo en el que crece. Una trufa redonda es típica de un suelo blando. Una trufa grumosa procede de un suelo duro con raíces y piedras. Otra cosa que hay que saber: la trufa madura emana un olor muy fuerte para difundir las esporas y reproducirse. Pero eso no es todo. Su penetrante fragancia también atrae a los animales salvajes. ¿Cómo se encuentra la trufa? Se recoge con las manos y se identifica con perros adiestrados para ello.